miércoles, 12 de octubre de 2011

Recuerdo que pensé que tenía que tenerte o me moriría


Escribir su inicial en los bordes de los libros, en los apuntes o incluso en tu mano. Caminar por la calle sonriendo porque estás pensando en él como si te hubieran contado algo muy gracioso. Contestar irónicamente "¿de quién?" cuando te dice "estás distinta ¿te has enamorado?". Llegar a obsesionarte con las llamadas al móvil, su olor, su voz y esas despedidas infinitas. Creer que sus pupilas, sus iris, sus ojos, acabaran por trastornarte. Y es entonces cuando te das cuenta que ya has perdido la cordura porque definitivamente te has enamorado. 

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